Utopías y Heterotopías: un epílogo

Utopías y Heterotopías: Un epílogo

Michel Foucault imparte el 7 de diciembre de 1966 una conferencia radiofónica[1] en France-Culture, en el marco de una serie de emisiones dedicadas a la relación entre utopía y literatura. Posteriormente, esta emisión se convirtió en el germen de Des espaces autres, una conferencia dada por Foucault el 14 de marzo de 1967 en una de las sesiones del Cercle d’etudes architecturales, a raíz de la invitación del arquitecto Ionel Schein, el cual escuchó la emisión de diciembre. Más tarde aún, en octubre de 1984, Des espaces autres, se publica en el número 5 de Architecture, Mouvement, Continuité, y en Dits et écrits [2] en 1994.

La pertinencia del texto de Foucault es la de entender la idea de utopía como una idea abierta, una idea significante con capacidad para la interpretación y sobre todo, con la capacidad de proyección, es decir, el cuerpo social, proyecta sobre espacios claros y rotundos una construcción narrativa paralela que lleva a ese espació, al rango especial de utopías, aquellas que tienen un lugar preciso y real, un lugar que podemos situar en el mapa, utopías que tienen un lugar determinado, un tiempo que podemos fiar y medir de acuerdo al calendario de todos los días.

Ese tipo tan especial, y aparentemente contradictorio con la noción de utopía, de no lugar, Foucault las llama heterotopías. En un momento delicioso del texto, para diferenciar los espacios de la domesticidad personal con los que cada uno convive diariamente, de los espacios heterotópicos, escribe: vivimos, morimos, amamos en un espacio cuadriculado, recortado, abigarrado, con zonas claras y zonas de sombra, diferencias de nivel, escalones, huecos, relieves, regiones duras y otras desmenuzables, penetrables, porosas; están las regiones de paso: las calles, los trenes, el metro; están las regiones abiertas de la parada provisoria: los cafés, los cines, las playas, los hoteles; y además están las regiones cerradas del reposo y el recogimiento. Ahora bien, entre todos esos lugares que se distinguen los unos de los otros, los hay que son absolutamente diferentes; lugares que se oponen a todos los demás y que de alguna manera están destinados a borrarlos, compensarlos, neutralizarlos o purificarlos. Son en cierto modo, contraespacios. Por ejemplo, están los jardines, los cementerios; están los asilos, los burdeles; están las prisiones, los pueblos del Club Med y muchos otros.

Estos contraespacios, concepto sugerente de por sí, son aquellos espacios que construimos con la imaginación sobre la realidad física de un espacio real, dimensionable, adquirible con los sentidos, susceptible de ser dibujado en definitiva. Esos espacios son el fondo de un jardín donde los niños plantan la tienda de apache, o la cama de los padres que se convierte en un océano, o un bosque poblado por fantasmas entre las sábanas.

Esta capacidad de construir sobre lo construido, de alterar la significación real de un espacio a partir de la imaginación, de proyectar en términos emocionales un significado que va mucho más allá que el estrictamente dado por la dimensión física y funcional de la arquitectura, es lo que llama Foucault una heterotopía.

El texto, si bien anterior, recuerda al conocido artículo publicado por Geoffrey Broadbent, A Plain Man’s Guide to the Theory of Signs in Architecture.[3]En el texto de Broadbent se argumenta que todo edificio, toda construcción acarrea un significado y que los arquitectos deberían entender los procesos mediante los cuales estos significados quedan fijados en la arquitectura. De hecho, el autor reclama la creación intencionada de significaciones, es decir, dejar clara la intencionalidad narrativa, para evitar lecturas erróneas de otros intérpretes de ese espacio, de lo que se ha llamado antes las construcciones narrativas paralelas al hecho constructivo. Esta lectura significativa/simbólica difiere precisamente del intento de mantener la arquitectura libre de toda condición simbolista preconizada por el movimiento moderno, bajo la apariencia de una maquina de habitar. En definitiva Broadbent, al igual que Foucault, aboga por profundizar en la dimensión semántica y polisémica indisociable a toda construcción arquitectónica.

Foucault, va más allá en la idea de heterotopía. De hecho pretende fundar una nueva ciencia cuyo objeto serían esos espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos. Para argumentar los pilares de esa nueva ciencia, Foucault enuncia una serie de principios.

Primer principio: No hay una sola sociedad que no haya construido sus heterotopías. Igualmente no hay una sola heterotopía en toda la historia que haya permanecido constante.

Segundo principio: Toda sociedad puede reabsorber una heterotopía constituida anteriormente, o bien organizar alguna otra que aún no exista.

Tercer principio: por lo general una heterotopía tiene como regla yuxtaponer en un lugar real, varios espacios que normalmente serían incompatibles.

Cuarto principio: las heterotopías están ligadas a cortes singulares en el tiempo. Las hay en que el tiempo deja de correr, las hay que están ligadas a la modalidad del tiempo relacionada con la fiesta y las hay que están imbricadas con el paisaje, con la transformación y las  labores de regeneración.

A modo de quinto principio, Foucault anuncia que toda heterotopía tiene siempre un sistema de apertura y cierre que la aísla del espacio que las rodea o que son pura apertura.

El último principio es que toda heterotopía tiene una función en relación con todo el espacio que queda. Esta función se desarrolla entre dos polos extremos. Ya sea en su papel de crear un espacio de ilusión que proyecta cada espacio real, o bien, por el contrario, su función es crear un espacio que es otro, otro espacio real, perfecto, meticuloso, y dispuesto de forma ordenada.

En todo caso, la sugerente forma de la heterotopía, en nuestro mundo contemporáneo real/virtual, toma un impulso extraordinario si entendemos conceptos como por ejemplo la idea de la nube, si asimilamos el potencial de dotar de significado la realidad en las redes sociales o la constante asignación de significados nuevos a los espacios reales mediante lógicas y tecnologías virtuales. A decir verdad, vivimos más en una constante heterotopía, en el momento que podemos compartir instantes (tiempo) y lugares (topos) de forma inmediata, y asignamos a esas porciones de espacio/tiempo una dimensión totalmente simbólica.

La gran diferencia, respecto a las heterotopías de Foucault, es que ahora, ya no es necesario el consenso social, es decir, ya no requerimos de todo el cuerpo social, para construir una heterotopía. Ahora tenemos la posibilidad, y también el poder, de construir un espacio significante sobre un espacio real, con tan solo fotografiar una realidad, dotarla de significado en inmediatamente después compartirla.

Resulta curioso pensar que bajo esta perspectiva, convivimos constantemente tanto con nuestra colección particular compartida de utopías heterotópicas, como con las de los demás. No hablo ya de espacios codificados donde esa pulsión significante se ha dado tradicionalmente, como son el teatro, la sala de cine, el cementerio, la prisión, etc. Eso pertenece a la colección simbólica de todo un cuerpo social. Hablo de que además de esas heterotopías identificadas por Foucault, han surgido millones de espacios heterotópicos, es decir, espacios reales cargados de significado, que trascienden la propia realidad física que los definen, y que provienen de individuos, de unidades singulares, que en el preciso momento en que estas construcciones narrativas son compartidas,  forman parte de una lógica de relación, de espacios relacionales a través de los cuales nos movemos y aglutinamos el proyecto de una identidad propia, individual y a la vez compartida de forma inmediata. No puedo explicar sino, el éxito de instagram, por poner un ejemplo.

En definitiva, quizás hemos entrado de lleno en el tiempo de la utopía construida, donde todo espacio es ante todo, relación y comportamiento.

*La imagen que ilustra el post proviene de http://ynobstante.blogspot.com.es/2012/07/heterotopias.html


[1] EL texto completo al que hago referencia puede encontrarse en http://www.mxfractal.org/RevistaFractal48MichelFoucault.html El hallazgo del texto se lo debo a mi alumno de TFG de este año, Ignacio Álvarez Gil, alias el Buba. Gracias por compartir.

[2] FOCAULT, Michel, Dits et écrits, ed. Gallimard, París, 1994. Este libro se publica en 4 volúmenes de manera póstuma, y recoge toda la producción de Foucault.

[3] BROADBENT, Geoffrey, A Plain Man’s Guide to the Theory of Signs in Architecture, Architectural Design 47, núm. 7-8 (Julio/Agosto 1978), Londres, 1978. Este texto fue presentado como una conferencia con anterioridad en el Art Net Forum en Londres para lanzar el famoso The Language of Post-Modern Architecture de Charles Jencks, en mayo de 1977.

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